la Opinion

En el Año Jacobeo conocer a Galicia a través de sus caminos Portugués y Francés

Claudio Ochoa

Galicia es reconocida universalmente por ser el destino nal de las rutas jacobeas y, lógicamente, por su Catedral de Santiago de Compostela, templo que alberga los restos del apóstol Santiago, uno de los discípulos más cercanos a Jesús. Origen histórico del peregrinaje a esta bendecida tierra. Hasta el próximo 31 de diciembre estaremos de Año Jacobeo.

Estas rutas, que conforman el Camino de Santiago, a través de los siglos han acumulado in nidad de culturas en esta Comunidad Autónoma española, que palpamos a través de sus templos y monumentos, y en el diálogo con los especialistas y residentes al servicio de los peregrinos. Si a ello añadimos las tradiciones y la naturaleza de esta porción de la España Verde, que en buena parte allí se conservan, con rmamos que Galicia es el ambiente ideal para recuperar y replantear vidas. Con razón el peregrino promedio gana una transformación en su espíritu, tras recorrer y vivir el Camino de Santiago en Galicia.

Tal es la riqueza ofrecida por los gallegos en la materia, que el peregrino o el turista normalmente debe concretarse a determinados caminos, de manera que disfrute y logre asimilar entre tantas amables sorpresas que ofrece el destino. Como turista, más que como peregrino, acabo de vivir esta especial experiencia.

ANDANDO POR EL CAMINO PORTUGUÉS

Lo he hecho a través del Camino Portugués y de la Costa, que inicia en Lisboa y entra a Galicia por Tui, comprendiendo 427 kilómetros por carretera. Luego, entre Tui y Santiago, son 114 kilómetros adicionales. A pie, a caballo o en bicicleta, por tramos. En últimas, en automotor, solamente por las vías que lo permiten.

Otra ruta interesante que he recorrido es parte del Camino francés, en Galicia, iniciando en O Cebreiro y recorriendo 156 kilómetros, hasta llegar a Santiago. Esta ruta parte de Francia, desde Saint Jean Pied de Port, a 773 kilómetros de Santiago de Compostela, entrando a España por Roncesvalles.

Una prolongación jacobea, para cualquiera de esos dos caminos o los demás existentes (el de Invierno, o Vía de la Plata, o el Camino del Norte, o el Inglés, entre otros) es el Camino a Finisterre (en donde terminaba el mundo conocido, según los romanos), uno de los puntos más occidentales de Europa Continental, recorriendo 81 kilómetros por carretera. Otra vivencia que acabo de tener.

En el año 2021 (en pandemia) se presentaron en la O cina del Peregrino de Santiago de Compostela 178.912 peregrinos, 167.730 de los cuales haciendo el camino a pie, 10.781 en bicicleta, 199 a caballo, 165 a vela y 37 en silla de ruedas. Allí estuvieron 948 colombianos.

El corazón del peregrinaje, alcanzar la gloria, signi ca llegar a la Catedral de Santiago de Compostela, iniciada en 1075 y construida en sillería de granito. Su interior es de 8 mil metros cuadrados, con planta en cruz latina de tres naves, con crucero de tres naves y deambulatorio, estilo románico, renacentista y barroco, y capacidad para 1.200 feligreses.

Avanzamos por Galicia en este Camino al extremo sur de Santiago, iniciando desde Tui (o Tuy), poblado frente al río Miño, en la provincia de Pontevedra, frontera con Portugal. Uno de los puntos que hacen de Galicia la tierra del mejillón, las ostras y las vieiras, productos cultivados en bateas, viveros otantes elaborados a base de eucalipto. Estos, más el pulpo y el bogavante, son la base de apetitosos platos de la gastronomía gallega. Desde acá hasta Santiago son 116 kilómetros, de sur a norte.

En Tui encontramos la Catedral fortaleza de Santa María, construida entre 1120 y 1180, objeto de sucesivas reformas a lo largo de siglos. Su aspecto es el de un castillo feudal, con almenas y troneras. En otro punto del Camino, en Pontevedra, a 61 kilómetros de Santiago de Compostela, está la Basílica de Santa María la Mayor, en donde se distingue la escultura de la Virgen María, vestida de peregrina, a la moda medieval.

En otros puntos de este Camino podremos hacer paradas diversas. En Baiona, en Cabo Silleiro, su primer faro inaugurado en 1866, que iluminaba mediante una lámpara de mecha de aceite vegetal. El puerto frigorí co de Vigo, el de mayor capacidad en Europa. En O Porriño disfrutar de su tradicional pan, elaborado con trigo autóctono. En Valbón, grandes casas de piedra. En Caldas de Reis, en monte Castelo, antiguos molinos. El puerto de Padrón, adonde llegó procedente de Palestina, el cuerpo del apóstol Santiago.

Recorriendo el Camino Portugués, el más transitado luego del Camino

Francés, apreciamos que en la agricultura gallega resaltan los cultivos de la variedad de uva albariño y las camelias. Esta uva es ampliamente producida en la localidad de Cambados, a 62 kilómetros de Santiago, sobre la costa gallega, con una apreciable producción de vinos blancos y del orujo, aguardiente originario de Galicia, elaborado a partir de la piel de la uva, especial para la sobremesa. De Interés Nacional es la “Festa do Viño Albariño”, que aquí se celebra cada mes de agosto.

Las camelias, otra producción apreciada, fue implantada por la nobleza gallega. Plantas traídas desde China y Japón. Más de 4.500 ejemplares de camelias nos esperan en Pazo de Rubianes, declarado Jardín de Excelencia Internacional de la Camelia. Un “pazo” es entre los gallegos una casa solariega tradicional, y la producción de este jardín sirve para elaborar aceite, jabones y cremas de camelias. Todo para la piel.

En este magnífico medio natural, el turista y el peregrino tienen a la mano diversidad de alojamientos de alta calidad. Hace un año, el “Rexistro de Empresas e Actividades Turísticas” tenía 16.523 establecimientos de este género, con una oferta de 215.256 camas. Todos unos hoteles rurales, como Casa os Areeiros, en Vilaboa, Pontevedra. con viñedos y bodegas propias, del infaltable vino blanco Albariño.

POR EL CAMINO FRANCÉS

O Cebreiro, pequeña aldea en donde inicia el recorrido gallego del Camino Francés, a 1.300 metros de altura. Entre O Cebreiro y Santiago hay 156 kilómetros y el Camino Francés en Galicia va de oriente a occidente.

O Cebreiro, conocido por una centenaria leyenda, según la cual un monje nada piadoso vivió en el momento de la consagración cómo el vino y el pan se le transformaron en sangre y carne. En la bandera de Galicia está dibujado el cáliz de este milagro. Su Iglesia de Santa María la Real guarda el Cáliz del Santo Grial, que según la tradición recogió la sangre de Cristo. A un lado del templo, incorporadas a un árbol están las cenizas de un colombiano que en vida quiso, pero no le alcanzó su tiempo, hacer el Camino de Santiago.

Elías Valiña, cura de o Cebreiro durante el siglo XX implantó las flechas amarillas que hoy marcan en Europa el Camino de Santiago. De esta villa a Santiago hay 155 kilómetros, del Camino Francés.

A unos 30 kilómetros de O Cebreiro, el peregrino encontrará uno de los confortables albergues a su servicio, el Casa Forte de Lusío de San Cristovo do Real. Casa del siglo XVIII que ha sido rehabilitada por la Xunta de Galicia. La Red Pública de Albergues del Camino de Santiago en Galicia cuenta con 70 centros y más de 3.000 habitaciones. En cuanto a los alojamientos privados, son innumerables, entre albergues, hostales, pensiones, posadas, casas rurales, pazos y hoteles.

En la vecindad está Samos. Su Monasterio de San Julián fue fundado en el siglo VI. Hoy es a la vez hospedería, en donde los peregrinos pueden reposar y llevar una vida monacal.

EN FINIS TERRAE, AGRADECIDOS POR EL RETORNO DEL SOL

En la antigüedad, los romanos dominaban la península ibérica y tenían como fin del mundo a la hoy conocida localidad de Fisterra, o Finisterre, o Finis Terrae. El punto más occidental del mundo conocido, luego del cual seguía un pozo sin fin a donde cada día iba a reposar el sol, y al cual los primitivos acudían diariamente a agradecer su presencia y calor.

Hoy en día, Finisterre es la prolongación del Camino de Santiago. Allí acuden buena parte de los peregrinos, tras finalizar su recorrido y luego de visitar la Catedral de Santiago de Compostela. Un acantilado frente al Atlántico que a diario atestigua hermosas puestas del sol.

Este apéndice también puede ir hasta Muxía, recorriendo otros 29 kilómetros. Ambas poblaciones en la provincia gallega de La Coruña, en la Costa de la Muerte, sobre el Atlántico.

Allí, en Finisterre, permanece un faro de 1835, cuyo rayo de luz llega a unos 65 kilómetros. Galicia también es tierra de faros, 44 de los cuales permanecen en pie. Algunos de ellos adaptados, como el Hotel Faro Lariño, hotel boutique de 9 habitaciones, en Carnota, al sur de Finisterre, a 38 kilómetros de distancia. En Muxía hay otro faro, el primero que funcionó con electricidad en España.

En esta Costa da Morte en la Provincia de A Coruña, allí en Muxía, también encontramos el moderno Parador Costa da Morte (Costa de la Muerte), frente a la Playa de Lourido, de 63 habitaciones, varias de las cuales de 66 metros cuadrados. Establecimiento perteneciente a la Red Nacional de Paradores, cadena pública española de 100 hoteles. Otro de cuyos hoteles destacados está en Santiago, en ángulo con la Catedral, el Parador Hostal Dos Reis Católicos. Construcción de 1499, que nació como Hospital (de hospitalidad) Real para alojar a los peregrinos de entonces, siendo considerado el hotel más antiguo del mundo.

Galicia es conocido mundialmente por sus hórreos, construcciones primitivas dedicadas al almacenaje del maíz, las patatas y el pescado. En Carnota, vecindad de Fisterre, está un gran precursor de los modernos silos, un hórreo reconocido como Monumento Nacional, construido en 1768 y ampliado en 1783, quedando de 34 metros de largo y 1.90 metros de ancho. Carnota conserva unos 900 hórreos, y tiene otra marca, la playa más extensa de Galicia, de 7 kilómetros.

Avancemos, y como dice la consigna de los peregrinos: “Buen camino”.

Información adicional a través de www.caminodesantiago.gal www.spain.info

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