la Opinion

“Me tienes en tus manos…”

Jaime Sabines

25 de marzo de 1926, Tuxtla, México 19 de marzo de 1999, Ciudad de México.

ME TIENES EN TUS MANOS

Me tienes en tus manos y me lees lo mismo que un libro.

Sabes lo que yo ignoro y me dices las cosas que no me digo. Me aprendo en ti más que en mí mismo. Eres como un milagro de todas horas, como un dolor sin sitio.

Si no fueras mujer fueras mi amigo.

A veces quiero hablarte de mujeres que a un lado tuyo persigo.

Eres como el perdón y yo soy como tu hijo.

¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo? ¡Qué distante te haces y qué ausente cuando a la soledad te sacrifico!

Dulce como tu nombre, como un higo, me esperas en tu amor hasta que arribo. Tú eres como mi casa, eres como mi muerte, amor mío.

NO ES QUE MUERA DE AMOR...

No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti, de urgencia mía de mi piel de ti, de mi alma, de ti y de mi boca y del insoportable que yo soy sin ti. Muero de ti y de mí, muero de ambos, de nosotros, de ese, desgarrado, partido, me muero, te muero, lo morimos. Morimos en mi cuarto en que estoy solo, en mi cama en que faltas, en la calle donde mi brazo va vacío, en el cine y los parques, los tranvías, los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza y mi mano tu mano y todo yo te sé, como yo mismo. Morimos en el sitio que le he prestado al aire para que estés fuera de mí, y en el lugar en que el aire se acaba cuando te echo mi piel encima y nos conocemos en nosotros, separados del mundo, dichosa, penetrada, y cierto, interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos entre los dos, ahora, separados, del uno al otro, diariamente, cayéndonos en múltiples estatuas, en gestos que no vemos, en nuestras manos que nos necesitan. Nos morimos, amor, muero en tu vientre que no muerdo ni beso, en tus muslos dulcísimos y vivos, en tu carne sin fin, muero de máscaras, de triángulos oscuros e incesantes.

Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo, de nuestra muerte, amor, muero, morimos. En el pozo de amor a todas horas, inconsolable, a gritos, dentro de mí, quiero decir, te llamo, te llaman los que nacen, los que vienen de atrás, de ti, los que a ti llegan.

Nos morimos, amor, y nada hacemos sino morirnos más, hora tras hora, y escribirnos y hablarnos y morirnos.

Poesía

es-co

2023-11-26T08:00:00.0000000Z

2023-11-26T08:00:00.0000000Z

https://laopinion.pressreader.com/article/281522230838682

La Opinion de Cucuta